viernes, 22 de enero de 2016

Esos saberes superfluos I: Jung, Sábato y Bilbeny.

Las siete Artes LiberalesMarten de Vos Seven (1532-1603), 1590.
La preocupación de los grandes pensadores por el devenir del ser humano en los últimos tiempos es unánime. Pues la verdadera historia del mundo no es la que trata de los progresos tecnológicos, la de los cambios políticos, o de las fluctuaciones de la bolsa, sino, ni más ni menos, la historia del hombre; de su evolución psíquica y su capacidad creadora. No importa si viste con pantalones campana, pitillos o bombachos: nunca dejará de ser, en esencia, el mismo. Ahí está la historia de las historias, que recorre todas ellas de manera transversal y silenciosa. Pero, ¿acaso se preocupa alguien de mirarse a sí mismo más que para abrocharse el botón de la camisa o comprobar si le ha salido alguna arruga?

The soft voices die, Apparat (Si no se ve: clicar aquí. Ambos subidos por mí.)

Tres son los libros que he estado madurando de un tiempo a esta parte. Aunque, de procedencias, nacionalidades y generaciones distintas- 1964, El hombre y sus símbolosCarl G.Jung; 1993, El idiota moralNorbert Bilbeny y 1998, Antes del finErnesto Sábato-, todos confluyen en la misma dirección, como afluentes de un río caudaloso, alertando sobre la deshumanización de la sociedad desde un hondo amor al hombre (phil-anthropía) y a la sabiduría (philo-sophía).
Para Jung, (Suiza, 1875-1961) este fue su último libro, que no escribió por motu proprio, sino a petición de un miembro de la editorial Aldus Books preocupado por la transmisión de sus teorías al lector popular. Reacio en un primer momento, finalmente aceptó la invitación movido por un sueño revelador en el que comprendió que debía acometer esta última misión. Por su parte, Sábato (Argentina, 1911-2011)- de quien, por el momento, sólo he leído este libro-, con la desnudez que caracteriza al que ya no tiene nada que perder, pues todo lo ha visto, sufrido y desmentido, escribe con una bellísima pluma, a la vez que desgarradora, en sus memorias finales. Su cruda visión del estado de la cuestión del momento conmueve hasta la médula y aldabea las conciencias. El filósofo catalán Bilbeny (Barcelona, 1953) (1) elabora en su ensayo una interesante relectura de la banalidad del mal de Hanna Arendt analizando la tipología de persona que ha engendrado el siglo XXI a gran escala: el idiota moral, del que actualmente abundan los ejemplos, aunque con menos resonancia que los de la II Guerra Mundial.
Detalle de El vino de san Martín, Peter Brueghel el Viejo, 1568. 
Para comenzar deberíamos preguntarnos por el lugar que ocupan en nuestra sociedad, pero, más importante aún en nuestras vidas, esos "saberes superfluos" que en un tiempo formaban parte de los pilares de la sabiduría: las artes liberalesla filosofía y teología. Las artes liberales (Trivium et Quadrivium) constituían la formación básica para acceder a los estudios superiores (filosofía y teología) y la cultivaban los hombres libres (!!) en oposición a las artes serviles (mecánicas) que ejercían los siervos. Era una clasificación de origen clásico que perduró durante la Edad Media y que dividía los saberes en prácticos o intelectuales. Hoy serían algo parecido a la diferenciación entre humanidades y ciencias. No deja de ser harto significativo y bellísima la calificación de hombres libres, pues el cultivo de la mente en aras de alcanzar la sabiduría da como resultado personas más capaces de discernir y de elegir mejor. (2)
Concierto en el huevo, seguidor de El Bosco, 1561. Alegoría de la idiotez.
Qué lejos quedan aquellos tiempos en los que se realzaba la parte humanística del hombre, menos "útil" y nada rentable en términos económicos, pero que desarrolla su humanidad y profundiza en la propia esencia. Ahora, aquella escala de valores se ha invertido totalmente en pro de la eficiencia y la productividad, pero en detrimento de la libertad. Pues la actividad frenética a la que la sociedad nos encamina obnubila en parte la razón, supeditando a ella lo más primario del hombre: la acción. En el Fausto de Goethe se dice: <<En el principio fue la acción>> y Jung añade: <<Las acciones jamás fueron inventadas, fueron realizadas; por otra parte, los pensamientos son un descubrimiento relativamente tardío del hombre.>> (3) ¿Acaso la sociedad se estará animalizando? En palabras de Ernesto Sábato:
"Enloquecidos por ser aceptados por el hiperdesarrollo, hemos cometido el gravísimo error de perder nuestro ser original imitando a los imperios de la máquina y del delirio tecnológico." (4) "Éste es el destino contradictorio de aquél semidiós renacentista que reivindicó su individualidad, que orgullosamente se levantó contra Dios, proclamando su voluntad de dominio y transformación de las cosas. Ignoraba que también él llegaría a transformarse en cosa." (5)
(Actualización del 29/04/16) Traigo a colación un fragmento de la presentación de Martirologio de Tarkovski, que recientemente me han regalado donde aparece una idea similar, para mi sorpresa: <<Quiero pensar que aún somos capaces de entender qué significa tener cultura para un cineasta como Tarkovski, una poetisa como Tsvietáieva o un novelista como Dostoievski. Que aún podemos entender cómo la cultura es todavía un ideal por el que merece la pena luchar, como lo hicieron esos grandes creadores rusos. Que este ideal es capaz todavía de librarnos de la multiforme estupidez del mundo y de dirigir nuestra mirada hacia el origen del mal en nuestros días. Una estupidez que se concreta hoy, casi como una pandemia, en la de hombres y mujeres expertos en quesarse satisfechos consigo mismos por lo que logran obtener en el mercado. Y una cobardía moral que se concreta en acusar de los males que padecemos siempre a otros, pero sin hacer realmente nada, cada día de nuestra corta vida, por ser, ante Dios y ante nosotros mismosz algo menos canallas.>> (6)

Notas
Este post es la primera parte de otros que iré sacando. Aquí sólo planteo un problema y se irá desarrollando a lo largo de uno o dos más.
(1) Un libro que me llegó a través de un amigo filósofo y que considero de lectura obligada.
(2) Aunque con ello no menoscabo en absoluto el trabajo mecánico sino que lo enfoco desde un punto de vista simbólico y no clasista como fue históricamente. 
(3) JUNG, Carl Gustav, El hombre y sus símbolos. Biblioteca Universal Contemporánea, Barcelona, 1997, p. 79.
(4) SÁBATO, Ernesto, Antes del fin. Seix Barral, Barcelona, 1999, pág. 105.
(5) SÁBATO, Ernesto, op. cit., pág. 104.
(6) TARKOSVKI, Andréi, Martirologio (diarios), Ediciones Sígueme Salamanca. Salamanca, 2011.

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4 comentarios:

  1. Hola Miriam. Curioso que escribas sobre este tema; enfocas en tu perspectiva, diferentes realidades que se repiten en patrones del mundo actual.
    Es lo que se quiere obviar, ... Lo positivo, es que "siempre" hay personas dispuestas a salir de los roles.
    Me gusta reflexionar, y te lo comparto.
    Gracias por escribir y compartir tu blog, tan lleno de contenido.
    Abrazos, y espero el siguiente... :)

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    1. Hola, Encarni! Esto es sólo el planteamiento de un problema abierto, por el momento. Pero por supuesto que existen soluciones y personas que se salen de lo establecido, como bien dices. Un placer. ;)

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    2. Muy buenas Miriam. Me encanta tu blog. Quería proponerte colaborar con la revistaantropika.com
      Te dejo un mail
      director@revistaantropika.com

      Un saludo

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