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Café-Concert, Édouard Manet, ca. 1879. |
Muchas personas a quienes he hablado del blog se quedan extrañadas al oír su nombre: ¿el café qué? Suena bien, sí, con esa fonética sensual propia del francés, pero no han oído hablar nunca de él, por lo que difícilmente pueden conectar con la idea que subyace. Es por eso que tenía pendiente escribir brevemente acerca de cómo nació el blog y de por qué elegí este nombre. Después de un año de rodaje creo que ya es momento de hacerlo.
(Como piezas musicales pongo dos a elegir: una es más melancólica, acorde con un aspecto muy habitual en los artistas bohemios: es una pieza de
Erik Satie (Francia, 1866-1925), Gnossienne n.1; la otra es mucho más animada y no tan exacta en cuanto que es americana y un poco más avanzada en el tiempo, años '20, pero tiene ese aire alegre también propio de la bohemia y París:
Begin de begin, Cole Porter en versión de Artie Shaw).
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Au Moulin Rouge, Toulouse-Lautrec, 1892. |
Una de las cosas que más me gustaron de la carrera de Historia del Arte fue el descubrimiento de la tan atractiva
bohemia parisina. La rebeldía de unos artistas que transgredían las normas sociales de la burguesía dominante en pro de su pasión, viviendo de lo poco que ganaban al socaire de los vaivenes de la suerte y pasando su tiempo libre en cafés donde entablaban conversaciones con otros artistas e intelectuales ahogando su melancolía y desarrollando sinérgicamente su talento, me fascina. Tal vez muchos de ellos no llevaron una vida ordenada y, en ese sentido, no sean un modelo a imitar, pero conecto mucho con esa sinceridad del artista que no busca comer de su arte sino que crea porque siente que debe hacerlo, aunque por ello malviva, aunque no se le entienda en la sociedad encorsetada de valores burgueses ordenados y racionales en la que vive.
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Café des Incoherents, Montmartre, Santiago Rusiñol, ca. 1890. |
Desde el imperio de Napoleón III comenzaron a proliferar
los cafés, convirtiéndose en lugares de encuentro para todas las clases sociales. Había una gran variedad, cada uno con una personalidad distinguida para una clientela determinada: desde cafés típicos de diferentes regiones donde iban los inmigrantes a sentirse como en casa, otros más refinados como el
café de Bade, hasta cafés que seguían las modas difundidas por las exposiciones universales, como el japonesismo, orientalismo y chinerías. Como un dato curioso de esta moda, a finales del XIX se calcula que había cerca de veinticuatro mil en París. (1)
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Au Café, Manet, 1869. Dibujo de Manet del Café Guerbois (!!!). |
Muchos de los artistas de finales del XIX se reunían en éstos locales además de en algunos estudios de pintores. Desde que en 1866 Manet comenzara a ir con asiduidad al
café Guerbois, en el número 11 de la Grande rue des Batignoles, se convirtió en el primer punto de encuentro del grupo de los impresionistas. (2) No sólo los pintores se reunían en torno a él sino más tarde también lo hicieron artistas de otras ramas, como músicos y literatos, interrelacionándose todas las artes como en la Grecia Antigua en jugosas y enardecidas discusiones intelectuales en las que se entretejerían nuevos horizontes artísticos.
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Un estudio en Batignolles, Henri Fantin-Latour, 1870. Aparecen muchos de los que acudían al café Guerbois: Manet, en el centro, sentado ante el caballete retratando a Zacharie Astruc. De pie, en primer plano, Frédéric Bazille acompañado de Monet, que nos mira y a su derecha, el músico Edmond Maître y el escritor Émile Zola. Los otros son Pierre-Auguste Renoir y Otto Schölderer contemplando al pintor durante su trabajo. |
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Au Moulin de la Galette, Ramón Casas, 1892. Me gusta imaginar
que soy esa chica, contemplando desde el café Guerbois las obras de arte.
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En aquellos años no tan lejanos solía comentar con nostalgia con una amiga de la carrera la idea de resucitar esos cafés parisinos y revivir aquellas idílicas circunstancias del arte. Queríamos hacer esas tertulias y reunir artistas interdisciplinares e incluso a científicos para impulsar el sentido de grupo que prácticamente ha desaparecido. Ahí quedó el deseo, flotando aún después de acabar los estudios, pero fue el año pasado cuando decidí llevarlo a cabo y hacer mis propias tertulias artísticas de manera virtual, mucho menos atractivas que en un café bohemio a la luz del gas pero más acordes a nuestra falta de tiempo y de compromiso, tal vez.
Mi intención es unir todas las artes, no como artífice sino más bien como mera espectadora que encuentra, porque busca, la esencia común a todas las manifestaciones artísticas; hacer del arte no una lista de títulos y descripciones enciclopédicas de las que adolecieron algunas de mis asignaturas de la carrera, sino una cuestión vital para todas las personas.
Si no fuera por el arte el hombre moderno difícilmente podría conectar con la espiritualidad del mundo; éste es una manera de hacerla visible.
Una vez leí que
Liszt antes de escribir sus obras transcribió al piano muchas otras de los grandes compositores y en ese proceso rudimentario aprendió de sus técnicas y de su modo de resolver problemas compositivos. Esto le sirvió de experiencia muy valiosa cuando empezó a componer. De la misma manera, lo que empezó siendo un análisis personal sobre otros artistas en este blog se convirtió a la vez y sin darme cuenta, en un entrenamiento y una fuente de inspiración para mis propias creaciones, que latían desde hacía tiempo sin saber cómo canalizarlas, escribiendo ficción. (3) Creo que esta tarea nunca acabará, como tampoco llegaremos en vida a llenar del todo nuestra sed de infinito. Y, así, seguiremos aquí en el café Guerbois, esperando unir cabos sueltos y vivir con intensidad el arte y, así también, la vida.
Notas
(1) CREPALDI, Gabriele,
Gran Atlas del Impresionismo, Electa, Barcelona, 2007.
(2) Después de la guerra franco-prusiana cambiaron a otros locales como el café Nouvelle-Athènes, en el nº 9 de la Place Pigalle, además de otros que frecuentaron en aquellos años.
(3) Empecé a escribir relatos cortos en octubre del año pasado, los cuales colgaba en la sección de ficción, aunque recientemente los he retirado en vistas a publicarlos en una compilación.