jueves, 21 de mayo de 2020

Personas: fotografía urbana II

Al hilo del anterior post de fotografía donde la ciudad era la protagonista traigo otra serie de fotografías donde las personas son el foco de atención. Porque, ¿qué es una ciudad sin personas? Como hemos visto estos meses, las ciudades, donde reina el bullicio y las prisas se han visto abruptamente interrumpidas por un silencio sepulcral, dotándolas de un halo fantasmagórico más cercano a la ciencia ficción, a Giorgio di Chirico o a movimientos artísticos colindantes con el existencialismo. Unos han visto una molesta interrupción de sus planes, otros, una oportunidad para regresar a otro tipo de vida quizás más acorde a un sentir primigenio del ser humano, más cerca de esa tierra que vamos olvidando entre el humo de los coches y la conquista insaciable de una civilización que arrincona cada vez más el suelo que le da la vida. Pero si hay algo que necesitamos ahora más que nunca es el calor humano, que no puede sustituir ninguna tecnología y que solamente el arte puede paliar hasta que podamos otra vez reunirnos, como hemos hecho desde que el hombre es hombre.

Nota: Las fotos están hechas con el móvil (como en el anterior post), son de Valladolid, Las Palmas y una de Bilbao. La más antigua es de 2014, que se nota por la calidad tan borrosa. La mayoría son en blanco y negro, pero hay excepciones que "piden" el color, los "patitos feos".


Esta pieza de Bach reinterpretada por el Jaques Loussier Trio me traen a la memoria ese trajín previo a las reuniones con quienes queremos. Magnífico compositor francés que ha sabido sacar jugo a muchas obras clásicas, no sólo de Bach, llevándolas al jazz. 

La vida cotidiana





Espectación



En el teatro de calle de Valladolid.
Escuchando a Farhadi en un viaje exprés a Madrid ¡sólo para escucharle! Da para una historia.

Música, of course



Alegría manifiesta

Frase que decía mi abuelo cuando nos reuníamos todos en familia. En su honor.



Ciudad de tradiciones





Oasis en medio de la ciudad

Esta es una de los "patitos feos", pero, aunque en blanco y negro queda muy bien no me resisto a estos colores, que me recuerdan a Canaletto.
Aquí yo también venía a leer. Realmente era un oasis. Esto sería en primavera.




Esta es otra de hace mucho tiempo y baja resolución, pero los colores que yo vi -no tanto los que se ven-
y la estampa me robaron el corazón.

Ciudadanos del mar

Marineros rusos en el Sedov en su paso por Las Palmas. Enero de 2020.
Esta foto es del 20 de mayo de 2014 y, aunque la resolución es bastante mala le tengo mucho cariño por el momento especial que capté casi sin darme cuenta. Esto es en la avenida marítima, en Las Palmas y la saqué desde el otro lado de la autopista. Por suerte no pasaban coches justo en ese instante.


martes, 28 de abril de 2020

Emily Dickinson: La poeta de la sonrisa.

Al igual que notamos cuando alguien sonríe al otro lado del teléfono, se puede sentir una sonrisa a través de la palabra escrita. Raras veces ocurre, acostumbrados a una cierta impasibilidad neutra con la que muchos escritores observan el mundo. Pero están los escritores y después, los poetas; la prosa y luego, la poesía. Y entre los poetas -sí, vuelvo a hacerlo, ya me perdonarán- hay una que me ha robado completamente el corazón -compartido inevitablemente con Alejandra- y esa es Emily Dickinson (Amherst, Massachusetts, 10 de diciembre de 1830-15 de mayo de 1886).

Woman in the stairs, Carl Vilhelm Holsoe, (Aarhus, Dinamarca, 1863- Asserbo, 1935) circa 1900. Muchos de los cuadros de este pintor, que retrató a la mujer en el hogar, representan muy bien lo que habría sido los momentos de intimidad de la queridísima Emily, envueltas en silencio, pausa y recogimiento.
Si a Dickinson tuviera que ponerle música sería clarísimamente de Johan Sebastian Bach -¿lo habrá escuchado?- y en concreto, sus suites para cello. La profundidad y delicadeza de cada una de sus piezas, especialmente las lentas -Allemandes y Sarabandes- son como sus pasos elegantes por los pasillos, su detenerse en el silencio sobre la realidad más profunda con una ternura infinita.

Estos días vuelvo a ella una y otra vez asombrada por su lucidez, por la manera asombrosa que tiene de transmitir observaciones reveladoras como entre susurros. Pero lo más encantador de ella es la sonrisa que emana de cada uno de sus versos; la enigmática sonrisa de quien revela un secreto cuyo descubrimiento a ella misma ha entusiasmado y, entre divertida y asombrada al mismo tiempo por tal hallazgo, corriera a escribirlo.


1129
Decid toda la Verdad pero decidla al sesgo-
El Éxito en el Rodeo reside
Demasiado brillante para nuestro débil Deleite
La soberbia sorpresa de la Verdad
Como los Relámpagos a los Niños se calma
Con amable explicación
La Verdad ha de deslumbrar gradualmente
O todo hombre quedará ciego (1)

Tell all the Truth but tell it slant-
Success in Circuit lies
Too bright for our infirm Delight
The Truth's superb surprise
As Lightning to the Children eased
With explanation kind
The Truth must duzzle gradually
Or every man be blind- 


Su forma de desvelarla, sin embargo, es muy personal. Cuando empecé a escribir poesía me vino a la cabeza la imagen de un caramelo. Para mí un poema es como abrir un caramelo: hace un ligero ruido cosquilloso mientras lo vas desenvolviendo y al final aparece el caramelo. Pues algo así ocurre en cada poesía de Emily: al final, en las últimas líneas, la revelación, el asombro -suyo ¡y el nuestro!- por tan grande o por tan pequeña realidad encontrada. Su presentación no es de forma directa -como un caramelo al desnudo-, sino velada, -envuelta en papel transparente-. Por eso, para descubrir el significado no basta con leer, pues no es la literalidad de la palabra (como decía en un post anterior) lo que la dota de sentido, sino que hay que desenterrarlo de sus imágenes y de la aparente suavidad. Y algo característico suyo es precisamente esa suavidad engañosa con la que revela un aspecto sombrío de la existencia, haciendo de sus poemas algo siniestro.

599
Hay un dolor-tan supremo-
Que envuelve toda sustancia por completo-
Después cubre el Abismo de Trance-
Así la Memoria pueda dar un paso
Alrededor-a través-sobre sí-
Como quien en un Desmayo-
Va seguro-donde un ojo abierto-
Le depositaría a Él-Hueso a Hueso.

There is a pain-so utter-
It swallows substance up-
Then covers the Abyss with Trance-
So Memory can step
Around-across-upon it-
As one within a Swoon-
Goes safely-where an open eye-
Would drop Him-Bone by Bone.

Lady in an interior, Carl Vilhelm Holsoe, 1909.
Esta maravillosa mujer de mirada aguzada por la observación, cuyo amor a la vida se trasluce en los más pequeños detalles y en su diálogo constante con la naturaleza -una conversación de ida y vuelta- conoció también las profundidades del dolor, afrontado en muchos de sus poemas con una belleza exquisita. Desde los tonos más claros a los más oscuros grises expresados con la delicadeza con que se sostiene una perla y la hondura de un aguijón.

252

Puedo vadear la Pena-
Charcos enteros de ella-
Estoy acostumbrada-
Pero el menor impulso de Alegría
Paraliza mis pies-

Y caigo-borracha-
Que los guijarros-no sonrían-
Fue el Nuevo Licor-
¡Nada más! 

El Poder no es sino Dolor
Trenzado, con Disciplina,
Hasta que los Pesos-cuelguen-
Den Bálsamo-a los Gigantes-
Y languidezcan, como Hombres-
Denle el Himalaya-
Y lo Llevarán-¡a Él! (2)

I can wade Grief-
Whole Pools of it-
I'm used to that-
But the least push of Joy
Breaks my feet-
And I tip-drunken-
Let no Pebble-smile-
'Twas the New Liquor-
That was all!

Power is only Pain
Stranded. thro' Discipline,
Till Weights-will hang-
Give Balm -to Giants-
And they'll wilt, like Men-
Give Himmalech-
They'll Carry-Him!

El desamor, la frustración consiguiente por la imposibilidad del amor, la pérdida de sus amigos -por matrimonio, o muerte, para ella eran casi lo mismo-, su decisión de no publicar, su vida, en definitiva, en la sombra -¿elegida o forzada?- le llevaron a sus 31 años a tomar la drástica decisión de recluirse en su casa y vestirse perennemente de blanco; the white election, la llamaba. Una muestra de su férrea voluntad y su aspiración a la perfección no para ser vista sino por su postura vital. Y es que su vida era una traslación de su poesía. El blanco, como símbolo de espiritualidad, pureza, clarividencia. La reclusión, como decisión poética de mantener su libertad íntegra y dedicarse -no a las labores domésticas, que detestaba- sino a cultivarse y aguzar su mirada. Más tarde, el aislamiento fue total, sin salir de su habitación, a través de cuya puerta sólo se comunicaba con su hermana Lavinia. Pero, a pesar de todo, el asombro sigue llenando sus hojas, sus ojos, pues para ella la libertad y su imaginación estaban dentro de sí misma y no necesitaban más que de una ventana para observar las maravillas de la creación, maravillas de la naturaleza y suyas propias.

Unos meses antes de cumplir precisamente treinta y un años empecé a leer a Dickinson y cuando llegó la señalada fecha -hace muy poco- sentía ya tal afinidad con lo que representa su blanca elección que desde aquel día la hice mía. Las consonancias que encuentro en ella son infinitas. Como escribió Sábato: "No se encuentra sino lo que se busca, y se busca lo que en cierto modo está escondido en lo más profundo y oscuro de nuestro corazón" (3). La luz que irradian sus poemas -inagotables poemas e inagotable ella, como Alejandra- han iluminado mis peores días dándoles fuerza y, en los días de júbilo, los ha realzado con su vigor.

The window, Jo Oakley (London, 1946-)

Nota: Aquí no he pretendido ahondar en su biografía para centrarme en lo que significa para mí y mi visión de ella y su poesía.

Fuente:
(1) Traducción mía del original.
(2) Íbidem.
(3) Sobre héroes y tumbas.

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jueves, 16 de abril de 2020

Una mirada a las calles: fotografía urbana I.

La belleza nos salva porque es un tipo de amor. ¿O deberíamos decir que es el amor un tipo de belleza? Lo cierto es que ambos se retroalimentan, que no hay uno sin el otro o no, de forma completa. Hablo de la belleza cuando ya se acaba el Día mundial del arte, día en el que nació uno de los grandes artistas totales de la historia, Leonardo da Vinci. Sin embargo, para los que amamos el arte, este día es una excusa más para compartir lo que nos apasiona, lo que hacemos, vemos, oímos, buscamos todos los días. Porque si hay algo intrínseco al ser humano es la capacidad de trascender la realidad, de sobrevolarla con el poder de su imaginación, con el vuelo de su espíritu y eso es el arte: trascender; sobrevolar la realidad, crear otra realidad. Unas veces será bella, otras veces, beberá del dolor, pero, siempre, hará una interpretación de la misma, un producto propio que catapulte las emociones hacia otro estado más elevado por medio de la catarsis.

Motion in Field, Tom Rogerson, Brian Eno. Una pieza que me transmite la idea de una
urbe moderna cuyos avances ponen en peligro los valores intrínsecos del ser humano.

Y hablando de la belleza y del amor, una de las facetas del arte que más me apasionan -creativamente hablando- es la fotografía. Y esto creo que se debe al deseo de aprisionar la belleza de la realidad que observo con la inmediatez que exige nuestra época. No soy muy amiga de las prisas, me gusta detenerme a contemplar y es la voluntad de alargar el instante a la vez de robarle un cachito de su belleza, lo que, para mí, hacen tan irresistible a la fotografía. Es una suerte de impresionismo moderno, de mutua influencia en sus orígenes. Es también la mirada plasmada en una imagen. No es la misma realidad sino la que ve el ojo de su autor. Y, como decía Tarkovski, es el instante hecho eternidad.

A lo largo de estos años he ido recopilando muchas fotografías, la inmensa mayoría, de una calidad visual limitada a mis modestos smartphones; las menos, hechas con la réflex. En estos días en los que  buceando por la nueva realidad sobrevenida me ha costado recuperar el resuello he podido recuperar también otras cosas muy valiosas, como mi deseo de volver a tocar la viola -nombre muy lejano pero que dejará de serlo en cuanto me lleguen las cuerdas- y otras tareas que había ido postergando para no se sabía bien cuándo. Una de ellas ha sido poner un poco de orden en mi caótica biblioteca de fotografías, algo así como meterse en una leonera. Y con este y sucesivos posts iré cerrando etapas muy lejanas en convivencia con otras muy recientes.

Nota: He intentado conservar el orden cronológico dentro de cada temática, aunque impera el orden narrativo y estético. Por ello la calidad será muy diversa, todas son sacadas con el móvil, pero puede que haya tres diferentes (aproximadamente desde 2015 hasta febrero de 2020). Todas están realizadas en España (Valladolid, Madrid, Segovia y Las Palmas). Las de otros países las pondré en post expresamente  dedicados a ellos.

A las puertas de la civilización




La tradición








Siluetas: comodidad burguesa











 



 

Últimos destellos





Los barrios: la vida que cuesta














Al final de la civilización






Resurgir de la civilización: arquitectura de la luz 



Aire mojado






La noche futurista









Nota: Todos los derechos de las fotografías quedan reservados.

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Bola de fuego. Instantes inmortalizados.
She-The-Squirrel