jueves, 16 de abril de 2020

Una mirada a las calles: fotografía urbana I.

La belleza nos salva porque es un tipo de amor. ¿O deberíamos decir que es el amor un tipo de belleza? Lo cierto es que ambos se retroalimentan, que no hay uno sin el otro o no, de forma completa. Hablo de la belleza cuando ya se acaba el Día mundial del arte, día en el que nació uno de los grandes artistas totales de la historia, Leonardo da Vinci. Sin embargo, para los que amamos el arte, este día es una excusa más para compartir lo que nos apasiona, lo que hacemos, vemos, oímos, buscamos todos los días. Porque si hay algo intrínseco al ser humano es la capacidad de trascender la realidad, de sobrevolarla con el poder de su imaginación, con el vuelo de su espíritu y eso es el arte: trascender; sobrevolar la realidad, crear otra realidad. Unas veces será bella, otras veces, beberá del dolor, pero, siempre, hará una interpretación de la misma, un producto propio que catapulte las emociones hacia otro estado más elevado por medio de la catarsis.

Motion in Field, Tom Rogerson, Brian Eno. Una pieza que me transmite la idea de una
urbe moderna cuyos avances ponen en peligro los valores intrínsecos del ser humano.

Y hablando de la belleza y del amor, una de las facetas del arte que más me apasionan -creativamente hablando- es la fotografía. Y esto creo que se debe al deseo de aprisionar la belleza de la realidad que observo con la inmediatez que exige nuestra época. No soy muy amiga de las prisas, me gusta detenerme a contemplar y es la voluntad de alargar el instante a la vez de robarle un cachito de su belleza, lo que, para mí, hacen tan irresistible a la fotografía. Es una suerte de impresionismo moderno, de mutua influencia en sus orígenes. Es también la mirada plasmada en una imagen. No es la misma realidad sino la que ve el ojo de su autor. Y, como decía Tarkovski, es el instante hecho eternidad.

A lo largo de estos años he ido recopilando muchas fotografías, la inmensa mayoría, de una calidad visual limitada a mis modestos smartphones; las menos, hechas con la réflex. En estos días en los que  buceando por la nueva realidad sobrevenida me ha costado recuperar el resuello he podido recuperar también otras cosas muy valiosas, como mi deseo de volver a tocar la viola -nombre muy lejano pero que dejará de serlo en cuanto me lleguen las cuerdas- y otras tareas que había ido postergando para no se sabía bien cuándo. Una de ellas ha sido poner un poco de orden en mi caótica biblioteca de fotografías, algo así como meterse en una leonera. Y con este y sucesivos posts iré cerrando etapas muy lejanas en convivencia con otras muy recientes.

Nota: He intentado conservar el orden cronológico dentro de cada temática, aunque impera el orden narrativo y estético. Por ello la calidad será muy diversa, todas son sacadas con el móvil, pero puede que haya tres diferentes (aproximadamente desde 2015 hasta febrero de 2020). Todas están realizadas en España (Valladolid, Madrid, Segovia y Las Palmas). Las de otros países las pondré en post expresamente  dedicados a ellos.

A las puertas de la civilización




La tradición








Siluetas: comodidad burguesa











 



 

Últimos destellos





Los barrios: la vida que cuesta














Al final de la civilización






Resurgir de la civilización: arquitectura de la luz 



Aire mojado






La noche futurista









Nota: Todos los derechos de las fotografías quedan reservados.

Posts relacionados: 
Miradas en blanco y negro
De la vida hogareña: la vida y el amor de los objetos.
Bola de fuego. Instantes inmortalizados.
She-The-Squirrel

No hay comentarios:

Publicar un comentario