miércoles, 5 de noviembre de 2014

La mentalidad vienesa en la decadencia del Imperio.

Tras haber hablado de la relación entre Mahler y Alma, quiero tratar aquí cómo era la sociedad vienesa de fin de siglo en que vivieron y su influencia en la creación de unas determinadas obras de arte que compartían una intención común: la de mostrar el interior del artista.

Ópera estatal de Viena.
Al estudiar las obras de arte, los historiadores del arte, unas veces han recurrido al método biográfico, que pretende encontrar las causas de la obra en la biografía del artista. Otras muchas, se han servido del método formalista, buscando sus antecedentes en los estilos precedentes. Pero ninguno de estos enfoques son suficientes por sí mismos, para explicar la obra de arte. Al contrario, son un compendio de muchos factores, entre los que no hay que olvidar la mentalidad de la época, abordada en el método sociológico, que será nuestro enfoque. Las obras de arte son hijas de su tiempo, bien porque están influenciadas por su mentalidad, o porque arremeten contra ella. Detrás de cada época hay un pensamiento y unas circunstancias que estarán ligadas necesariamente a las obras que engendra, lo cual no significa que las determinen. 


El tránsito del siglo XIX al XX en Europa, pasó, de la lucha de clases y la filosofía de Karl Marx, al acceso de los trabajadores al poder y la novedosa interpretación de la realidad de Freud. La incipiente formación del Estado social permitió la formación de una sociedad, no de masas sino de de individuos. Los antiguos conflictos de la esfera social se transformaron en sus conflictos internos. Así ocurrió con la élite artística e intelectual de la Viena de fin de siglo.





Por entonces, siendo la capital del Imperio Austrohúngaro, tuvo lugar en Viena, como canto del cisne en medio de la decadencia del Imperio, una eclosión de la intelectualidad y del arte. Cuenta Stefan Zweig en El mundo de ayer la intensa relación que existía entre científicos, filósofos, literatos y artistas. Se reunían en los conciertos, conferencias, el teatro y especialmente, en los cafés vieneses, donde intelectuales y bohemios hablaban de las últimas novedades del mundo. Así ocurría con Bruckner y sus jóvenes discípulos, a cuyas reuniones acudía Mahler en alguna ocasión. (1) También visitó a Freud, pues "cualquiera de los líderes culturales de la ciudad podía trabar conocimiento con cualquiera de los otros sin dificultad mayor y de hecho, muchos de ellos eran amigos íntimos." (2) Cuenta de ello, eran las amistades de Alma y Mahler y la variedad de personas con que se relacionaban todas de alto calado artístico. (3) (Retrato de Adolf Loos, Kokoschka, 1909)

El panorama social había dado un giro de 180 grados: no sólo por el acceso de las masas a la vida pública, sino porque el equilibrio que había existido entre los sexos opuestos se quebró con el potente y unánime alzamiento de las mujeres en favor de sus derechos. En estas circunstancias, la sexualidad se convirtió en Viena, en el foco de atención de numerosos estudios científicos por parte de psicólogos y psiquiatras con el liderazgo de Freud. (4) Lo psicológico cobraba importancia y la mujer, callada por tanto tiempo, causaba fascinación y temor.


Obras de Kokoschka. Su relación tormentosa con Alma Mahler le marcó profundamente, también en su obra: La tempestad, 1913 (son el pintor y Alma, cuyo trazo nervioso expresa su tormento y pasión) y Amantes con gato, 1917.

Todo esto tuvo una gran resonancia en las distintas ramas del arte (5), que se alejaron de la observación de la realidad y sus lacrimógenas temáticas y trataron de explorar su propio mundo interior. Esta subjetividad latente se alejó, necesariamente del realismo que había dominado la literatura y el arte decimonónicos y se daba un paso hacia la abstracción y las futuras vanguardias. En este contexto, los pintores vieneses que mejor sintetizan estas inquietudes son Gustav Klimt (1862- 1918), Egon Schiele (1890- 1918) y Oscar Kokoschka (1886- 1980). Pertenecieron al movimiento la Sezession vienesa, del que Klimt fue uno de los principales representantes. Los tres revolucionaron la pintura vienesa dotándola de nuevos códigos de representación para la sexualidad, el cuerpo y la psicología de los retratos. Su estilo es expresionista, con un uso del color agresivo (como su coetáneo el fauvismo) y subjetivo para expresar las emociones con gruesas pinceladas.


Gustav Klimt: Detalle del Friso de Beethoven, 1902, representando los poderes hostiles; Las vírgenes, 1913. Es mucho más decorativo su estilo, las carnes siempre dan sensación de morbidez y una blancura extrema
No es baladí el predominio de la temática de la mujer en sus cuadros. Algunos autores encuentran la explicación, en el caso de Klimt, en la búsqueda de su oculta personalidad femenina (6); para Kokoschka, son reflejo del abismo que supuso para él el erotismo femenino; las pinturas de Schiele, expresan su atormentada vida sexual y amorosa (7) y la búsqueda de sí mismo. También hay un interés por la medicina y las patologías del cuerpo y de la mente. De igual forma, Schopenhauer fue muy leído en Viena a finales del XIX. Su interés por las relaciones entre lo interno y lo externo, lo físico y lo psicológico, iinfluyeron en Kokoschka, que analizaba los estados psicológicos de sus retratados a través de su físico. Y aquí termina esta aproximación a la pintura vienesa de fin de siglo desde la mirada de la sociología y psicología.

Retratos de Egon Schiele, con su genuino estilo dibujístico de líneas ondulantes y gran fuerza expresiva de los rostros. Hizo muchos autorretratos: El calcetín verde, 1914; Desnudo, 1910 y Autorretrato, 1910.


Notas
(1) MAHLER, Alma, Recuerdos y cartas. Taurus, Madrid, 1986. Aquí también cuenta Alma sobre la amistad entre Mahler y sobre las estravancias de Bruckner.
(2) JANIK, Allan y TOULMIN, Stephen, La Viena de Wittgenstein, Madrid, Taurus, 2001 (2ª ed.), pp. 115-116.
(3) Como Gustav Klimt, Kokoschka, Jakob Burckhard, etc., además de compositores y músicos.
(4) Psychopatia sexualis, Kraft- Ebing, Sexo y carácter, Otto Weininger, Historia de la sexualidad, Foucault. Este interés por  la sexualidad dio lugar al nacimiento de la sexología.
(5) En literatura, el movimiento Junges Wien (Arthur Schnitzler y Hugo Hofmannstal) "empezó a crear obras que exploraban los estados psicológicos alterados de la mente, los sueños y una sexualidad liberada", KELLY, Julia, Introducción al libro de PAYNE, Laura, Klimt, Barcelona, Parragon, 2000, pp. 9-10.
(6) FLIED, Gottfried, Gustav Klimt 1862- 1918. El mundo en forma de mujer, Colonia, Taschen Verlag, 1998.
(7) Tuvo relaciones incestuosas y fue, incluso, acusado de pederastia por sus dibujos de niños desnudos, que causaron escándalo.

Bibliografía
VARELA, Julia y ÁLVAREZ-URÍA, Fernando, Materiales de sociología del arte. Siglo XXI de España editores, Madrid, 2008.

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5 comentarios:

  1. Miriam me gusta tu blog :-)

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    1. Me alegro. ;) Te animo a que me ayudes a difundirlo! Saludos y gracias. :)

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  2. Nuevamente estupenda lección de arte y sociología. Y muy bien escogidos los cuadros con los que la ilustras. Me descubro, Miriam. ¡Chapeau!. Ya digo yo que vas para sabia. Me encanta leer tus entradas.

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  3. Miriam me encanta lo que haces y tu forma de transmitirlo. Nos enseñas la belleza, el arte. Ojalá pudiera tenerte como profesora
    Sigue así, aprenderemos mucho gracias a tus sabias lecciones

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