Como en el café Guerbois, donde los impresionistas hacían tertulias con artistas de otra índole, hablaré de mis incursiones en el mundo de las artes bajo el prisma de una amante de la belleza, añadiendo mis reflexiones y aforismos como pequeña filósofa y esteta.
domingo, 24 de mayo de 2015
De consolatione musicae.
Desde que nos explicaran en la carrera el concepto de la catarsis no ha dejado de rondar en mi cabeza. Una vez más, la teoría verbalizaba algo que sabía por experiencia y, al reconocerlo, provocó en mí la satisfacción del hallazgo, del choque mágico entre la sabiduría de la palabra y de la vivencia personal. Por eso, hace unas semanas, al encontrar un libro con este título no dudé en echarle un vistazo (1), Aunque no dijera nada nuevo, abriría una brecha en mi mente recordando aquellas interesantes enseñanzas que el tiempo había empolvado. Cómo no, encontré lo que esperaba: un capítulo dedicado a ella, ¿a quién sino?
La música perfecta para adentrarse en este terreno de la música y la catarsis, de sus orígenes,
es sin duda la de Hans Zimmer compuesta para la obra maestra del cine Interstellar (2014).
En los albores de la civilización occidental, cuando la bonanza económica y política dejó espacio a la mente para el disfrute de la vida, afloraron las corrientes filosóficas, los avances en las ciencias y las obras de arte. En esa era primigenia tuvo lugar la perfecta armonía entre la vida social y la expresión artística, entre la forma y el contenido. Hegel admiraba la felicidad de la grandiosa civilización helenística, del hombre todavía ingenuo y sin mancilla, cuyo final supondría para él la muerte del arte. (2) Y es que la lucidez de muchas de sus observaciones guardan aún vigencia, aunque con ligeros matices.
Las teorías más interesantes desde mi punto de vista, las formularon los pitagóricos (V a. C.) Observaron que el número era el denominador común del cosmos, no ya los cuatro elementos. Frente al caos, éste establecía orden, relacionando las partes con medida y proporción, lo que implicaba estabilidad y por tanto, perfección. Estos principios fundamentaron la Gran teoría de la belleza que dejaron una alargada estela en la historia de la estética. Platón diría: "la fealdad es la carencia de medida". Aunque los cánones de belleza hayan cambiado, todos tienen en común estos principios, añadiendo otras cualidades a lo largo de los siglos, como en el caso de Plotino (III d. C.), las espirituales.
En la misma línea, concibieron un modelo cósmico cerrado- pues la perfección es estática-. Las esferas se movían en órbitas fijas dentro de la esfera de las estrellas fijas. Se encontraban a una distancia de 1- 1/2- 2/3 que lo dotaba de suprema armonía (armotón) y por consiguiente belleza (kalón). Su giro continuo producía música: era el acorde do-sol-do, de intervalos armónicamente estables y conclusivos: 5ª y 8ª- ¡era la música del universo!-. El hombre no era consciente de este sonido omnipresente, pero su alma vibraba al reconocerla en el tañido de un instrumento. Platón atribuye la causa de este placer a que recordaba el Mundo de las Ideas, del que había sido arrojado: la llamada reminiscencia. ¿No es esto, metafóricamente, lo que realmente ocurre al escuchar música?
<<Los sonidos despiertan un eco en el alma y vibran al unísono con él. Como en el caso de dos liras que están cerca: cuando tañemos las cuerdas de una, responde la otra.>> (3) El autor del libro explica algo interesantísimo y que podría ser el fundamento de la catarsis: la estructura del oído. Tenemos unas fibras en la membrana de la cóclea que forman una especie de arpa: según qué tono captan, oscilan unas fibras u otras, igual que un instrumento. Después transmite unas señales a los receptores sensoriales, cuya distancia entre sí corresponde-¡sorprendentemente!- con una escala cromática, ordenados en series de armónicos. Esto ha dado lugar a una hipótesis interesantísima, según la cual existiría un único universo musical platónico, común a los animales y a los hombres, lo cual estaría en consonancia con las teorías pitagóricas de la música de las esferas.
En la Antigua Grecia, las artes no tenían la consideración actual quasi-sagradas sino eran lo más parecido a un oficio. Se denominaban tekné, haciendo referencia a la técnica que había que ejecutar para obtener un buen y bello resultado. Pero la música era de otra especie, un regalo de los dioses, lo que la convertía en el único verdadero arte (4). El músico estaba dotado de una sensibilidad especial para captar la música de las esferas y luego transcribirlas. Su papel era el de un mero instrumento que, enajenado, copiada bajo el dictado de las musas. ¿No es esa una bella explicación de la inspiración? (5)
Los pitagóricos creían que el alma estaba encerrada en el cuerpo y lo único que podía liberarla era la música. El hombre, en contacto con ella reconocía la armonía de las esferas y su alma salía del cuerpo para bailar. Si la medicina purificaba los cuerpos, la música purificaba el alma. Las concomitancias entre la medicina y el arte se remontan a sus orígenes. En la Grecia prehipocrática, los antecesores de los médicos eran conocidos como purificadores- kathartai- y tenían la misma consideración que los magos. Según la creencia popular, las enfermedades eran castigos de los dioses por los pecados y su tarea consistía en descubrir cómo limpiarlos. Mandaban hacer sacrificios y después celebraban ceremonias de purificación en el templo de Asclepio, en donde el componente teatral era importante. No sólo esto lo pone en relación con el arte (6), sino el propio término. Por tanto, en sus remotos inicios, la catarsis estaba en una esfera muy difusa entre la medicina, la magia y el arte. ¿No intuyeron con razón que tenían muchas cosas en común?
Descubrieron en la música un poder psicagógico- conductor del alma- pero no todas las melodías tenían un efecto benéfico. La estética era una cuestión ética: la belleza estaba ligada al bien (7), por lo que su contemplación embellecería el espíritu, mientras que la de la fealdad llevaría a hacer el mal. Esto desembocó en la doctrina del ethos, una teoría estética y ética a la vez. Clasificaron cada una de sus escalas- los llamados modos griegos- en función de si producía un buen o mal ethos- conducta-. Conscientes de su poder, el Estado controlaba qué música debía escucharse y cuál no, constituyendo un pilar fundamental de su educación (8).
Una cuestión interesante para comprender el alcance del término catarsis es conocer su etimología.Se usaba incluso previamente a Pitágoras, a quien se le atribuye y Aristóteles lo empleó en su Poética para hablar de los efectos de la tragedia ática: <<(...) y que mediante temor y compasión lleva a cabo la purgación de tales efectos.>> (9)Dejó la duda de a qué se refería con esa purgación. ¿Tomaba el término de la medicina, katharsis peri to soma (purgatio en latín), o de la religión, katharsis peri to psyche (purificatioen latín)? Es decir, ¿se refería a la purgación de la mente de malos sentimientos, o a su purificación? Actualmente se piensa que debía de tener en mente el término médico (purgatio), puesto que tendría más familiaridad con dichas fuentes que con las religiosas.
Por otra parte, si desmenuzamos la palabra y analizamos el vocablo Ka encontramos que puede que encierre algo mucho más profundo e insondable. En el Antiguo Egipto, Ka tenía un significado difícil de captar: lo relacionaban con el poder que sostiene la vida, la fuerza creativa o el alma; en la cultura hindú, era el padre de los dioses, el elemento que daba vida (10). Según mi parecer, esto coincidiría con la simbología que tenía para los pitagóricos el número uno: la esencia primigenia del mundo. Su desdoblamiento daría lugar al origen del cosmos y sus dualidades (masculino- femenino, bondad- maldad, luz- sombra). Por tanto, ¿no explicará la catarsis el regreso del yo a la esencia primigenia, al lugar de donde proviene el alma, al Mundo de las Ideas? "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino?" (11) ¿Acaso no volamos a un lugar más allá de las galaxias, tan lejos pero tan cerca? ¿No se recompone nuestra alma en pedazos y nos reencontramos a nosotros mismos cuando la escuchamos a ella, la música? Tal vez sea el lenguaje que une el ser imperfecto con el Ser, el microcosmos con el macrocosmos, como un ejemplo real de agujero de gusano.
A modo de epílogo comparto un hallazgo fortuito que viene al pelo a este post. Se trata de un video con grabaciones de la NASA nada menos que con los ¡sonidos de los planetas!(12) No estaban nada lejos los pitagóricos. Es muy sobrecogedor.
Notas
Todas las fotografías son de la NASA. (1) SZCZEKLIK, Andrzej, Catarsis. Acantilado, Barcelona, 2010.
(2) Comentado en el post, A propósito de Tchaikovski y Wagner.
(3) TATARKIEWICZ, W., Historia de las ideas estéticas, p. 147.
(4) Aristóteles añade después la poesía en esta categoría superior, al ser también dictada por las musas.
(5) Sobre la inspiración en Tchaikovski: La sabiduría de Tchaikovski sobre la inspiración musical.
(6) op. cit., p. 106.
(7) Santo Tomás en el siglo XIII sistematiza los trascendentales del ser: el ser es unum, bonum, bellum y verum.
(8) Como había comentado en la conclusión del post Tolstoi & la música.
(9) op. cit., p. 111.
(10) op. cit., p. 109.
(11) Lc 24:32
(12) Leer más en las fuentes: http://www.taringa.net/post/info/18212436/Estos-son-los-sonidos-del-espacio-grabados-por-la-NASA.html y http://www.am.com.mx/leon/tecnologia/nasa-graba-misteriosos-sonidos-en-el-espacio-200162.html
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